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domingo, 5 de febrero de 2012

Chacalitas en el cine y otros cuentos de terror

Cada vez me convenzo más que no quiero pasar el resto de mis días en este país. Si, lo amo. Si, me vio nacer y todas esas cosas cursis y románticas, pero es duro vivir rodeado de gente que en generaciones no va a cambiar su actitud. Me explico.

He llegado a la conclusión de que no hay forma de que Panamá sea un  país del primer mundo. Eso significa con gente educada en primerísimo lugar. Y cuando digo educada  no digo que hayan ido a la Universidad y tengan dos maestrías, me refiero a gente que sepa comer con cubiertos, que hable en voz baja, que respete a los demás, que no diga venianos, collal o brasiel.  Sabemos muy bien que los chacalitos y chacalitas de hoy, mañana serán ohh wao Licenciados y estarán detrás de un escritorio en una oficina estatal. Que chaché.

Hace poco fui al cine a ver una película de miedo. Mala por cierto. Y para variar estábamos (no se dice estábanos) mi esposo y yo rodeados de chacalitos. ¿Cómo defino a una chacalita? ¿Chica de barrio popular sin maneras, en chancletas decoradas “tipo” sandalias? ¿Jovencita rakataca sin modales y cero cultura? ¿Adolescente caribeña de tiempo, con valores de juega vivo? Es difícil buscar una definición, pero ustedes saben a qué me refiero. Primero, la pareja de chacalitos durante toda la película no dejo de chatear en su blackberry… malditos blackberries. Deberían venir con manual para ser educado. Su luz, que es bastante, jodíendome y distrayéndome toda la película. Ambos con sus patas (no pies)  puestos sobre el respaldar de sus asientos de enfrente. Si! los chacalitos juran que están en la sala de su casa y mientras mas cómodos mejor.  ¿Los de alrededores? Hablando toda la frikin película. ¡TODA! No se callaron ni un instante. Para estos seres de nuestra sociedad, comentar todo es lo rareza de ir al cine. A las cosas sexuales reaccionan como anormales que nunca han oído  de reproducción (Gracias al Opus Dei controlando el Meduca obviamente) y se ríen como imbéciles en las escenas más serias o dramáticas de la película. ¿Le suena conocida esta  historia? Si, es la experiencia común de cientos de panameños decentes que vamos al cine en este país.  Que me dicen de comentarios como… “Apuesto que la va a matar!” “Chutri la mató” “Chuzo que ponchera” “Ayala vida loco yo sabía esa vaina” “Alo?  Xopa? Aquí en el cine viendo una película…anja…  trata de unos exorcismos y vaina” . Dios los libre de ver una escena de dos homosexuales como en J. Edgar Hoover. La clásica bullita de ayyyyyyyy. Y risas estúpidas. Si! esas mismas que les enseñan en las radioemisoras con DJs de segunda. Exacto, las risas grabadas  y el placa placa. Digo, ¿cómo más van a reaccionar si eso es lo que oyen siempre? ¿Por qué no se van a reír de una muerte si es su pan de cada día en Critica y El Siglo? ¿Y por qué no gritaran de emoción con una balacera si sus héroes son gánsters colombianos en las telenovelas de canales locales?

¿Pero de quién es la culpa de estos autómatas sin cerebro con pinta, actitud, ropa e intelecto de maleante? De nadie. Surgen por combustión espontánea y se multiplican  como Gremlins en agua (Gracias al Opus Dei controlando el Meduca obviamente) pues no les hablan de condones (Shhhht eso es pecado).  Pensé que la culpa era de los dueños de cines, que para que sepan, después que usted pague… les vale “vergs” lo que pase dentro de la sala. Me dije: Los dueños de salas deberían regular esto. Ellos deberían hacer campañas para que se apaguen los celulares antes de la peli; campañas para sacar a los que están hablando; campañas para promover que cuando uno termine saque su basura y no espere que venga un esclavo, digo empleado, a recogerle el vaso de soda y la caja de “porcon”. Lo cierto es que los dueños de salas no están aquí para educar a nadie… solo para hacer plata y bueno, después de todo es un negocio. Qué carajo importa la paz mental de unos pocos que gustan de ver la película en SILENCIO.  

Luego pensé que la culpa es de los padres. En películas para todo público he visto familias sentadas viendo una peli y los niños no se callan un segundo. Usted cree que las mamas les dicen: -Mijito habla en voz baja que hay otras personas. -Mi amor, en el cine no se habla. Noooooo que va, la vale” vergs”.  Es más algunas los depositan con las nanas para deshacerse de ellos un rato y ¿a qué nana le importa educar a un chiquillo? Total, no es de ella. Para ella es normal hablar en voz alta en el cine. ¡Exacto!!. Ella también algún día fue una chacalita. Ahh y no se atreva a usted a decirle a la patrona: Señora por favor controle a su hijo, porque se cabrea y deja todo el glamour para rofiarte y ponerte en tu lugar por liso y atrevido de meterte con su “bella” criatura. ¡Joder!

Entonces la culpa es mía. No por quedarme callado porque en más de una ocasión me han rofiado, no solo chacalitos, yeyesitos, los de la religión que no se puede mencionar y otra gente de todo tipo por pedirles que se callen y no jodan o que la luz de su celular me molesta. La culpa es mía por seguir aquí. Aquí no hay esperanza. Para que esas cosas cambien tendrá que pasar muuuuuucho tiempo. O sea, que yo envejeceré y moriré sin verlo.  Tendremos los panameños que pasar hambre, guerra, muerte, reconstrucción para entender que no somos únicos, ni estamos solitos, ni que hago lo que me da la gana dentro y fuera de mi casa, sino que somos una sociedad donde un valor es respetar a los que están junto a mí en el bus… en el cine… que el humo de tu BarBQ molesta a alguien y se puede ir y pedir disculpas, que tu música a todo volumen a las 3 de la mañana incomoda a gente que trabaja temprano… en fin, temas que son pruebas superadas en sociedades reales del primer mundo. No hay esperanza.