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domingo, 20 de mayo de 2012

De cómo supe que era gay y otros pecadillos


Querido Blog:
Nombe no… suena como Ana Frank… o Candy Candy …

Hola (a secas):
Te quería contar algo. Ayer mi amiga Frankie Arrocha me pregunto en Twitter si tenía escrito alguna anécdota de cómo me di cuenta que era gay. Es algo que he contado muchas veces pero nunca lo he escrito.  Así que animado por ella, lo dejaré ciber plasmado para mis futuras generaciones de… sobrinos? Alumnos?  Lo que la vida quiera.

De niño no recuerdo verme a mí mismo como afeminado. Recuerda que una cosa es cómo te ves tú a ti mismo y cómo te ven los demás. Créeme NUNCA es igual. Digo esto porque si hubiese sido así, podría decirles que desde niño tenía aunque sea una remota idea de mi maravilloso destino. Sé que era engreído y ñañeco. El favorito de mi abuela materna Olga, a quien yo llamaba Mama Olla. Recuerdo que ella se tiraba e recogerme las pastillas de las piñatas porque yo, revolcarme? Y ensuciarme los pantalones, ajarme? Nunca. Prefería regresar nítido a casa sin una sola golosina. Mi hermano Edgar (El Jetty) en cambio era el rey de las piñatas, quedaba como un trapeador y con la mitad de Flor Marilys en sus bolsillos. El es hetero… creo que allí ya había una señal. Jaja.

Mi madre, Omayra… una mujer bella, reina de las Charangas de su escuela, alzada en brazos como Elena de Troya mientras su compañero de salón Osvaldo Ayala amenizaba su coronación del IJA… me tuvo a los 19 años… así que imaginen… cuando yo tenía 6 años ella tenía 25.  Recuerdo que me corregía por ponerme ambas manos en la cabeza y me daba tremendo pescozón si me ponía la mano en la cintura.  Otra señal… Capaz ella si veía algo que yo no. Un refinamiento no normal para un niño de esa edad… no piñatas, no sudar, manos en la cabeza… en la cintura… no, no, no… sus alarmas tuvieron que sonar. Un día le dije… Mamá cuando crezca quiero ser bailarín. Palideció. Cogió  aire y me dijo: Mira Agustín Eduardo, de ninguna manera vas a bailar ballet, sobre mi cadáver. Y yo le dije… no mamá, quiero ser bailarín, como tú, quiero bailar salsa, merengue, típico…  - Ahhhh, dijo ella aliviada. -Quieres ser “bailador” NO bailarín…. Respiro y paso seguido me enseño a bailar a los 7 años. Siempre se lo agradeceré. Mis compañeras se peleaban por ir conmigo a las fiestas en secundaria. Y yo gocé hasta decir no más. Por supuesto cuando veía un afiche del Lago de los Cisnes o Copelia me reía. – Que loca mamá, bailarín de ballet, ni que fuera gay, me decía a mí mismo. Como es la vida, si hubiera nacido en Polonia o la URSS hoy seria profesor de ballet y no de teatro y los más probable es que tuviera un cuerpo musculoso y no esta panza jajaja.

Luego vino la época de querer cocinar. Ella fue la empezó… a los 9 años me dijo, - Ven a prender la estufa tu solito que te enseño a cocinar. Un hombre NUNCA debe depender de una mujer- , me decia. El hombre que no cocina está listo pa la foto- era su frase favorita.  Lo que mejor me quedaba era el arroz. Ella orgullosa que a su hijito ninguna suegra le compraría con comidas caseras, que va, tendría que ser una experta chef o algo muy elaborado.  Pero hello! Que un niño cocine tampoco es un “síntoma” de homosexualidad.  Quizás  la forma primorosa en que yo decoraba y servía el arroz con pollo con pimentos morrones si…  pero cocinar per ser no, no?

La adolescencia llegó  y ahí SI mis alarmas sonaron alto y claro. Imagino que igual que un dia dejas de ver a las niñas como amiguitas y les ves la tetas a las maestras… pues yo, aunque mi mente no lo reconocía,  ni siquiera lo registraba, empecé a ver a un profesor con otros ojos. No me da pena decirlo... claro, no digo su nombre para no avergonzarlo a él. Ni digo que materia daba porque sería muy fácil… lo cierto es que aunque su materia era de las que menos me gustaba… a los 13 años, yo esperaba con ansias esa clase para ver a ese masculino y varonil profe.  Lo hacia inconscientemente por supuesto. Hoy lo reconozco, pero en aquella época, cualquier pre adolescente panameño ya está programado para darse cuenta que  esos pensamientos le traerán problemas, lejanía, burlas… vamos el fin del mundo. No hay que ser muy inteligente para ver como tratan a los homosexuales en los medios de comunicación, en el barrio, en la casa, etc. Basta con un poquito de instinto de supervivencia para bloquear cualquier cosa que no sea como la mayoría.  Mi madre ya variass veces había dicho frases como “prefiero un hijo ladrón que maricon”, frases que se te graban en la mente como la hierra al cuero.

Así es que, un día te das cuenta que te excita  la gente de tu propio sexo. Es como una tragedia griega…  a eso súmale, el espantoso asunto religioso del pecado y el sentimiento de culpa por casi todo por no decir TODO lo que está relacionado al sexo.  Es como el fin del mundo. Yo me preguntaba:  Por qué yo???  Por qué no fulano, que me cae mal? (jaja bien cristiano yo) Iba al Santuario a pedirle a la virgen que por el niñito que cargaba, me convirtiera en “normal” de nuevo. Creo que mezclé las películas de Disney con la clase de religión del colegio… y juraba que la virgen me iba a guiñar el ojo cual Hada madrina y haría mi sueño realidad. Después caí en el macabro juego de decir. - Soy como Jesús y esta es mi cruz…y debo cargarla... callaré mi secreto hasta que muera, tendré hijos, engañaré a la mas pendeja y seré como todos los demás católicos. Pendejas sobran, yo lo veía en vaaaaaarios casos alrededor mío, casadas con tipos by far afeminados por no decir locas.  Por suerte nada de eso paso. Un día descubrí que no importa cuánto engañara a los demás, a Dios, a mi mamá y los profesores… no podía engañarme a mí mismo. Algo no iba a cambiar: Cuando me masturbaba no pensaba en mujeres… venían a mi mente imágenes de hombres… de Tom Selleck en Magnum.. sin camisa… (Man que vergonzoso confesar esta vainas), del candidato a legislador con el saco en el hombro, del profe aquel…  Y cuando realizas eso, que no puedes engañarte a ti mismo, te cae un balde de agua fría, muy fuerte. Hay tipos que lo descubren a los 40 años… pobres. Y hay quienes nunca lo realizan. Panamá está lleno de tipos que caminan por allí, creyendo que engañan a todos, incluyéndolos a ellos mismos.

Normalmente es complicado ser adolescente y tener vida sexual…  Ahora imagina cuando eres gay. Vives con tus padres, no tienes carro, plata pal push. Pero uno se las ingenia. Mis primeras aventuras, de las cuales no les daré detalles obviamente… fueron en el colegio…  si, en el plantel educativo.. a la salida… cuando ya no había nadie… en los baños….  Jajajaj como gozo eso ahora. Tanto con hombres como con mujeres. Digo, yo quería estar bien seguro que no era Bisexual.  Mi primera novia, me besó en el último piso de secundaria frente al salón de mecanografía. Ella me enseño a besar. Yo era malo, muy malo… besaba como pez, con la boca abierta… que porquería. Ella en cambio era wao… excelente besadora y excelente maestra.  Por otro lado… otro día por supuesto, tuve encuentros sexuales lights, si se le pueden llamar así, con un compañero que me animó a experimentar esto, con “la clásica” de la apuesta.  Ese relato es para una historia aparte.  Y les cuento, aunque con ambas personas tenía erecciones, con el hombre era INTESO. La presión se subía, el corazón se me quería salir, sudaba, temblaba… no solo del culillo que te pillaran… no sé si me explico?

Desde entonces supe que era gay y empecé mi estrategia para sobrevivir en Panamá. La cual no duró mucho tiempo. Estaba basada en ser discreto y mantenerme dentro del closet todo lo posible.  En primer año de la Universidad (Derecho UP) fui por primera vez a la disco gay llamada Eyos, en Transístmica. Nunca tuve tanto miedo en mi vida… carajo pero la curiosidad era más fuerte. Cuando vi a otros pelaos de mi edad allí… me sentí menos mal… - No soy el único, pensé.  Y por supuesto yo era “carne fresca”, lo cual le sube el ánimo a cualquiera que quiere copular,  no? Y yo quería. Nunca deje de ir a discos gays.

Mi familia se enteró de lo mío como a los 20 años, mi madre levantó el otro teléfono y me oyó conversar con un tipo con el que yo salía. Mi pobre hermano, otro día levantço mi colchón pues sus amigos se quedaban a dormir en casa y descubrió mis películas gay (porno obvio) puestas en el lugar más seguro del mundo (Que imbécil yo, lo sé). Para suerte mia, uno de los que se quedaba también tiene un hermano gay, así que estaban a mano. A mi padre que vivía en USA pues se lo contó mi mamá y mi hermano a mi otros hermanos. Ni tías, ni abuelas, ni primos supieron. Era solo el círculo pequeño.  Mi mamá lo tomo muy mal, me echó de casa y me fui donde mi abuela… me dijo cosas horribles, tristes, llenas de odio… cosas como “me arrepiento de haberte traído a este mundo” o “9 meses gestando un maricón, que desperdicio”. Pero bueno…  creo que estaba herida pues había escupido para arriba y el gargajo le caía de vuelta. A los meses me pidió disculpas e hicimos las paces. Ella llegó a ir conmigo a las discotecas gays a ver cómo eran los lugares donde yo me metía y con quien salía y mi padre, más abierto de mente que ella, se inscribió en la asociación de Padres de hijos LGBT del Condado Dade en Miami. Fuera de su casa había una gran bandera de arco iris que puso con orgullo.  Y cuando lo iba a visitar nos íbamos juntos a Lincon Road en Miami Beach a tomar mojitos en los cafés gays.

Creo que podría escribir un libro lleno de anécdotas divertidas y algunas tristes de esa época.  O bien,  írselas contando poco a poco en este blog. Mi primera experiencia sexual fue con una prostituta, regalo de mi padre. Y sabrán que mi primer amor fue un chiricano estudiante de derecho que tenia pareja (Un Fiscal), y el Fiscal cuando se enteró que yo era el segundo frente me vino a enfrentar con una pistola en la mano, amenazándome que dejara a su “marido” mientras yo lloraba pues me enteraba que yo era “la querida” jajajaja. Pero por ahora espero que Frankie y ustedes hayan disfrutado tanto como yo, recordando esa época en la que descubrí que era gay…

3 comentarios:

  1. waooo...eres un verdadero caso...pero un maravilloso caso!!!! abrazos...refrescante lectura...un abrazo.

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  2. Agustín, antes que nada gracias por compartir tus vivencias. La disfruté mucho por la manera "jocosa" como la cuentas. Dentro de todo tu historia fue feliz, ya que muchos nos han contado con la suerte de tener padres comprensivos y terminan en la calle, a merced de todos los riesgos que eso conlleva. Te felicito además por la narrativa, está muy bien escrito (literalmente hablando). Espero leer una segunda parte de la historia...
    Un abrazo!

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  3. No tienes idea de cuánto me reí, sobretodo acordandome del salón de mecanografía que quedaba bien alto en el palomar del colegio... jajaja. En nuestros tiempos, después lo cambiaron.
    La verdad es que yo te felicito. Eres una de las personas más valientes que conozco. Espero que algún día podamos ver una sociedad menos limitada en sus pensamientos y más respetuosa de los derechos de los demás. Un abrazo, sigue adelante!

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